lunes, 25 de febrero de 2008

La democracia en el debate

La democracia puede concebirse de dos maneras: o bien como un sistema de gobierno encargado de gestionar un orden de poder establecido, o bien como sistema de gobierno en el que el orden es creado por los acuerdos y convenciones adoptados por la mayoría. Vivimos de lleno en la democracia entendida en el primer sentido. Su frontera más nítida la traza el hecho de que cuando la mayoría adopta decisiones contrarias al statu quo, quien, asentado en el privilegio, detenta el mayor poder social, se alza contra las leyes democráticas anulándolas por la fuerza. Tanto el PSOE como el PP confluyen en esta tipología de democracia, y eso lima todas las aristas sustantivas que pudieran existir entre dos sensibilidades de izquierda y derecha. Por eso ha sido cómico y penoso contemplar a sus líderes respectivos recriminándose mutuamente por los males provocados por un modelo, el del capitalismo especulativo más voraz, al que ambos se adhieren ciega y acríticamente. La despedida de Zapatero ha sido reveladora: él a nadie puede garantizar tener éxito, sólo puede proporcionar los medios para que todos tengan la oportunidad de alcanzarlo. El problema, en cambio, es que en la ética del éxito está la base de la irresponsabilidad social, de la corrosión del carácter, del resentimiento creciente. Ninguno, ni el Rajoy de los precios de la leche, ni el Zapatero de los 400€, tiene armas para combatir esa plaga precisamente porque ninguno de ellos cree en la democracia como poder popular ni en la política como instrumento de transformación social.
Ambos han delegado ya desde hace tiempo la configuración de la sociedad a quienes ocultamente dominan de hecho.

5 comentarios:

GuanacoEH dijo...

Lo que me extraña es que, si ya sabías que eso era lo que ibas a ver, lo vieras, y perdieras tu tiempo.

Sebas Martín dijo...

Hombre, tendrá uno que informarse para dar fundamento a su crítica. Además, visto que el PSOE se empeña en seducir a los votantes 'exquisitos' de izquierda, a los delicatessen (según expresión de una tertuliana socialista), pues habrá entonces que comprobar si sus propuestas son convincentes, ¿no? De hecho, no es casual que Pedro J dijese esta misma mañana que el remate final de ZP le ha parecido excelente: es que es doctrina liberal pura y dura, que mal casa con algunas otras proclamas suyas. De todos modos, aunque confluyan ambos en una misma ideología general, para mí el SOE actual se diferencia notablemente de una temible derecha, que interpela constantemente, con un populismo deleznable, a lo más irracional, emotivo e inmediato de los ciudadanos.

Anónimo dijo...

Yo comparto los argumentos de Sebas pero vi el debate sencillamente porque me atraen el morbo y el espectáculo. Reconozco que de esta manera colaboro en parte en la configuración de un sistema en el que las grandes empresas marcan las reglas "hard" del desarrollo económico y social y las instituciones democráticas regulan solamente las cuestiones "soft". Lo de ayer fue un espectáculo centrado en las cuestiones superficiales a las que nos enfrentamos. Las cuestiones de base han sido expropiadas por los grandes grupos de poder económico.
Saludos de un catalán desorientado.

Anónimo dijo...

Un ejemplo más de esta renuncia de la política de incidir en la economía lo hemos tenido recientemente en Cataluña. Ante el frenazo de la fiebre constructora el gobierno catalán se saca de la manga las ARE, Àrees Residencials Estratègiques. Se trata de dirigir la urbanización y construcción de viviendas en varias zonas de Cataluña con el argumetno, así lo expresó el Conseller, de impulsar el sector de la construcción, tocado por la crisis.
Ante una oportunidad única de liderar y dirigir la necesaria reconversión de este sector, el gobierno, el catalán en este caso, interviene para apoyar a las empresas constructoras. Por supuesto se paliará en parte el problema del acceso a la vivienda, pero esta no es ni de lejos la mejor forma de hacerlo. Las AREs son parches que no solucionan el problema de fondo: el funcionamiento autodestructivo del libre mercado.

Anónimo dijo...

A mi lo que realmente me sorprendio fue la poca espontaneidad del debate, todo estaba claramente ensayado, los tiempos , los gestos, las miradas...

Yo a mitad del debate hice objecion de conciencia y me levante y me fui a navegar en la red... Cuando uno decia que se estaban destruyendo 4500 puestos de trabajo diario, el otro decia unos minutos mas tarde, que se estaban creando 2000 puestos diarios. Y yo como se quién dice la verdad? Probablemente los dos digan la verdad, maquillada igual que ellos dos, manejada segun conveniencia, por eso uno sacaba un folio con unas columnitas que iban decreciendo hacia abajo y el otro enseñaba unos puntitos que iban subiendo a ritmo vertiginoso.

Lo lamentable es que nos empujen hacia esta politica bicolor y a la vez monocromatica... Que hacemos los que no pensamos ni como Rajoy ni como Zapatero? No hay sitio para nosotros? No tenemos derecho a debates ni a expresar nuestra opinion sin que se nos mire con cara de interrogacion?