miércoles, 17 de septiembre de 2008

El activismo conservador

Bien patente es que la estrategia de la derecha pasa hoy día por fabricar clichés, construir oposiciones simples, acuñar dogmas fácilmente comprensibles. Da exactamente igual que no resistan el menor análisis crítico, pues han aprendido bien que en la esfera mediática no puede sobrevivir el razonamiento complejo; es, más bien, el ecosistema del simplismo y la bipolaridad.


En relación a la crisis económica que estamos atravesando, la consigna propagada por doquier intenta transmitir la inactividad del gobierno, su debilidad y pasividad frente a la urgencia de los hechos. De los comentarios y artículos de sus principales representantes, entre los cuales, a quien más frecuento, es al conservador sobrevenido Ignacio Camacho, se deduce que desean una acción gubernamental enérgica y resuelta para hacer frente a los vaivenes de la especulación financiera.


Es de veras paradójico contemplar a todos los liberales al unísono reclamar la irrupción de la autoridad política en la esfera económica. Basta, en cambio, con acudir al contenido de las propuestas que habría de promover esa política directiva que anhelan para que, de un plumazo, se desvanezca la paradoja. Invocan al Estado para que continúe autosacrificándose, apelan a la obligatoriedad de las normas jurídicas para que el derecho siga retirándose de las relaciones de producción.


Vuelven, en fin, a mostrar, más que agudeza política, su perfecta aclimatación al medio socio-político actual, que le es por completo favorable. Por un lado, eclipsan cualquier mención a las causas de la problemática económica, lo cual requeriría poner en entredicho las reglas del capitalismo especulativo, irresponsable y depredador que ellos mismos fomentaron sin cesar. Por otro, desgastan al gobierno haciéndole aparecer, muchas veces con razón, ajeno a -y hasta culpable de- la nefasta situación. Y por último, transmiten a la opinión pública una gran mentira: que el Estado puede corregir a voluntad el desastre económico, escondiendo así las restricciones sustantivas de la soberanía estatal en el ámbito económico.

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