jueves, 13 de diciembre de 2007

Miremos a Europa

Este pasado fin de semana tuve algo de tiempo para dedicar a una tarea que, si alguien la realiza en nuestra triste tierra, oculta muy bien sus resultados. Me refiero a la lectura de prensa internacional. Sólo conozco el ejemplo, irregular y breve, de una revista de prensa extranjera que editaba -no sé si continúa haciéndolo- El Periódico.
Estoy convencido de que uno de los rasgos preponderantes de nuestro plural país es el ensimismamiento. Como dice mi colega Alfons, único en sus clases del derecho del franquismo, "cuarenta años de dictadura no pasan en balde" (http://palimpsest.blog.com/). Uno de los efectos más nocivos de aquella losa fue arruinar la tarea europeizadora que los descendientes de Giner de los Ríos llevaban ya más de década y media desarrollando. Todavía hoy es muy frecuente contemplar el peor padecimiento que aqueja a nuestros compatriotas, y que podríamos denominar universalismo hispano. Consiste esta dolencia en creer que el género humano en su totalidad se distingue por los mismos atributos que caracterizan al ciudadano medio ibérico, individualista, desconfiado, escéptico, desencantado y conformista. Basta un paseo por los periódicos europeos para comprobar que ese carácter castizo, amén de genuino nuestro, es, como todo en este mundo, un producto de la historia.
En el Corriere della Sera llevaban varios días desgranando una reforma de la legislación económica italiana, en la que destaca la creación de un nuevo cargo, designado, con el habitual efectismo italiano, Mister Precios, y en la que se contempla también la posibilidad de suspender la devolución de la hipoteca durante seis meses, librando así al deudor de la amenazante ejecución de su patrimonio por parte del banco. Más interés encierra, en cambio, la novedosa dependencia estatal, nombrada por el presidente del consejo a propuesta del ministro de economía, y que tiene encomendada la vigilancia de la cadena productiva, por si detecta en ella alguna subida de precios injustificada.
Por su parte, el Frankfurter Allgemeine también ha tratado durante varios días el debate político en torno a los sueldos de los consejeros de administración de las altas empresas. Aunque al parecer la iniciativa provenía del ministro de trabajo, correligionario del SPD, la señora Merkel hacía suya la reivindicación y, en el Dia del Partido, transmitía a los dirigentes de la CDU la indignación y alarma por las vergonzosas retribuciones de los directivos. Venía a decir que el mercado sólo es aceptable como un espacio unitario de intercambio, y que prácticas como esas escindían la sociedad y sembraban la división, el resentimiento y la frustración.
Mientras, aquí en España, el diario más socialdemócrata de nuestro entorno, El País, advertía hace poco a Zapatero que las elecciones se ganan por el centro "desideologizado", y celebraba que el titubeante primer ministro hubiese tomado nota de ello, dando mensajes de "tranquilidad" al mundo empresarial con el nombramiento del liberalote Solbes y proponiendo la supresión del impuesto de patrimonio. El problema no es que a Rajoy ni se le ocurra imitar a su homóloga alemana en ese gesto de honestidad. Lo decepcionante en España es que, a pesar de que las ganancias de los directivos son aún más altas que en Alemania, ni Zapatero, ni los medios que se tildan de izquierdas -y que, en el fondo, no son más que el reflejo escrito de la preponderancia económica de la familia Polanco-, se atrevan ni por asomo a denunciar la desproporción de renta que caracteriza la situación económica actual. Alegan una especie de miedo impostado a generar "intranquilidad" en los círculos industriales y económicos. Aducen también que es inherente a la condición humana aspirar a unos beneficios sustanciosos por un trabajo que repercute positivamente en todos. En definitiva, presentan la dinámica económica como una realidad intangible y fatal, aunque se apresuren a contradecirse cuando se reprochan entre ellos mutuamente el penoso estado de cosas actual.
Mientras la política siga siendo lacaya de la economía hasta el punto en que lo es en España, podrá decirse que estamos en una democracia con minoría de edad y que el espectro guerracivilista todavía deambula entre nosotros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enlazaría con esto que leí recientemente:
"Se están disparando las cifras de altos cargos y la cuantía de sus sueldos en la Comunidad de madrid. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha aumentado desde que está en el cargo un 32% los puestos de alta dirección asociados a su administración (los que elige libremente sin tener que justificar). La partida de gasto público para sufragar estos cargos ha pasado de 14,11 millones de euros en 2003 a los 32,58 millones que figuran en el proyecto presupuestario de 2008.

Los presupuestos generales de la Comunidad de Madrid para 2008 contemplan que los puestos de alta dirección pasarán de 207 a 235 el próximo año, lo que supone un incremento del 11,9%. Como informa El País, la presidenta regional ha elevado el número de puestos de confianza de 179 a 235 desde que fue elegida para su primer mandato, en 2003, y el coste ha pasado de 14,11 millones en 2003 a los 32,58. Esto significa que los sueldos han aumentado incluso por encima del considerable incremento en el número de cargos.
Fuente: Elplural.com"