sábado, 1 de marzo de 2008

Una equidistancia deletérea

Vivimos en un tiempo que confunde independencia y neutralidad. Como herencia del liberalismo moderado decimonónico -doctrina que conforma la auténtica geneaología de la derecha española actual, plasmada en la Constitución de 1845, continuada en la Restauración e intensificada durante el franquismo- se sostiene hoy que la justicia equivale a la ecuanimidad. Lo curioso y revelador es que este imposible justo medio se adopta siempre en el interior de un espectro político interesado y prefabricado, que atribuye el peligro totalitario a cualquier reinvindicación de izquierdas crítica con el demoliberalismo y exime de toda responsabilidad histórica a las corrientes ultraderechistas, centinelas últimos del orden instaurado. Ser neutral significa entonces ser condescendiente con los movimientos fascistas e implacable con los grupos de extrema izquierda.

Una buena muestra de ello nos la ofrecen los acontecimientos de ayer en el barrio de Lavapiés, cuyos coletazos se prolongan hasta estas mismas horas. La autorización municipal a la manifestación fascista ya da buena cuenta de la órbita ideológica que puede llegar a abarcar, y digerir, el PP del tan moderado Gallardón. A quienes defienden la despreciable idea de que la democracia debe englobar todas las direcciones políticas, incluidas las contrarias a la democracia misma, se les olvida siempre que, en contraste con esta permisividad con los grupúsculos neonazis -recordémoslo: hasta tenían garitos y pasta procedentes del bolsillo del repeinado Florentino Pérez-, en el País Vasco las prohibiciones, suspensiones y persecuciones de asociaciones, partidos y manifestaciones son el pan nuestro de cada día. Apena tener siquiera que afirmarlo y explicarlo: la consigna inspiradora de estas actuaciones judiciales y políticas es netamente propagandística y ciega por completo ante la complejidad del nacionalismo vasco. En un derecho penal democrático y constitucional no cabe, en efecto, abolir el principio de responsabilidad individual y, bajo la proclama garzoniana del 'conglomerado ETA' o el lema jiménezlosantino de 'ETA-Batasuna', condenar movimientos, castigar asociaciones o perseguir partidos en bloque. Pero, sin embargo, se hace.

La cuestión, querido lector, es que escribo este post debido a la tristeza y la preocupación que me han provocado los comentarios que estos incidentes -en los que la policía nacional flanqueaba y defendía a los fascistas cargando contra los izquierdistas- han suscitado. Te paso, para reflexionar en común, un par de ellos, extraídos de la correspondiente noticia en El País:

Pepe: "Antifascistas? Yo creo mas bien que los fascistas son los mierdosos de la ultraizquierda...quien ha provocado los incidentes? Esa cuadrilla de maleantes, okupas, moros y demas gentuza? A la puta camara de gas todos cojones."

Leña al Mono: "Mi agradecimiento a las Fuerzas Policiales. Han hecho bien su trabajo dando caña a las hordas rojas y marxistas de ideas intolerantes y violentas. GRACIAS ZAPATERO."

1 comentario:

GuanacoEH dijo...

Te quiero, Sebas.

Eres grandes. Me enorguellece ser tu amigo.

Bietan jarrai.

Roberto.