viernes, 15 de mayo de 2009

Fiscalidad instrumental

Muy poco he visto y leído del debate parlamentario sobre la situación del país. Tuve, sin embargo, la suerte de, una vez concluida mi jornada, presenciar las ponencias de Gaspar Llamazares y Joan Herrera, así como la réplica de Zapatero a ERC, IU e ICV. Y comento que fui afortunado porque tuve oportunidad, una vez más, de comprobar las distancias claras que se abren entre el social-liberalismo y el socialismo democrático.

En su intervención hastiada y lenta, aunque convincente en sus puntos principales, Zapatero deslizó dos argumentos que me parecen fundamentales para distinguir entre la izquierda socialista y la liberal. El primero de ellos, en contestación a Joan Ridao, aludía a las grandes fortunas. Según nuestro presidente, no había que fijarse y atacar tanto a quienes habían logrado amasar riquezas en estos años de especulación cuanto en los asalariados y desempleados, los auténticos castigados por la crisis y necesitados del auxilio estatal. Demostraba con ello profesar el dogma liberal de que las ganancias particulares son casi en exclusiva fruto del talento individual, del don subjetivo, del mérito, sacrificio y constancia de uno mismo. El esfuerzo, por tanto, que ha de hacer la sociedad en su conjunto para producir esas fortunas localizadas quedaba borrado de un plumazo. Dos polos íntimamente vinculados, como son, por una parte, el de las ganancias desorbitadas fruto de la especulación, de las rentas del capital y de la precariedad laboral, y por otra, el de las menguantes rentas de trabajo y la enflaquecida protección social, quedaban de esta forma desconectados, y el socialdemócrata colocado de nuevo en esa incómoda y anticlasista posición intermedia, protegiendo por un lado al rico de las críticas y prometiendo por otro al pobre atención paliativa.

El segundo argumento esclarecedor fue el relativo a la concepción fiscal del PSOE. De una "fiscalidad instrumental", habló Zapatero. Instrumental porque no tiene asignado ningún fin sustancial, no cumple ninguna función social de carácter éticamente sustantivo. El Estado (democrático y social), en el que no se cree precisamente por superstición liberal, queda así reducido a una suerte de recaudador ciego, y cada vez más extraño al principio de progresividad, que, con los fondos acumulados o, de ser preciso, con la deuda pública, va tapando los parches y grietas que el movimiento espontáneo de la sociedad (mercantil) va produciendo.

La fiscalidad, en cambio, sí que puede ser concebida, no en términos instrumentales, sino sustanciales. Puede cumplir la finalidad (socialista) de aproximar gradualmente las rentas, de reintegrar al conjunto de la sociedad parte del esfuerzo que realiza para que algunos de sus miembros gocen de una posición privilegiada. E intenta lograr esa finalidad porque cree que la homogeneidad económica --que no la nivelación mecánica de las rentas-- es condición indispensable de la convivencia, porque las desigualdades injustificables generan resentimiento y conflictividad, y de la democracia misma, pues solo con una distribución solidaria se logran individuos autónomos y se impide que una persona pueda ejercer sobre otra ningún poder que no cuente con una base de legitimidad electiva expresada por normas generales.

Pero esto es lo que nunca ha estado dispuesto a admitir el liberalismo, también en su forma socialdemócrata actual: que el poder no sólo es político y estatal sino también, y muy principalmente, social y económico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me sorprende Dick Turpin, acaso esperaba que Zapatero reconociera, que la mayoria de los españoles estamos como estamos, porque unos cuantos se lo han estado llevando calentito, mientras ellos(los que han ostentado el poder politico todos estos años)miraban para otro lado o incluso colaboraban abiertamamente a un desmesurado enriquecimiento? Lo cierto y verdad es que las pensiones siguen siendo muy bajas, la mayoria cobramos menos de mil euros, hagamos el trabajo que hagamos, lo mismo da que te hayas matado estudiando una carrera que trabajes de camarero o de administrativo, porque los empresarios que tenemos en este pais, no quieren trabajadores, lo que quieren son esclavos, que yo no sé como la gente no se ha echado ya a la calle con los parados que hay, y los sindicatos no se plantan como en otros tiempos.... Será que tenemos la mejor TV del mundo que nos tiene anestesiados. A veces pienso que esto hace treinta años no hubiera ocurrido, o mejor dicho, se estaria afrontando de otra manera y estos socialistas-liberales lo tendrian mucho más dificil, pero claro han sido muchos años desmontando y desmovilizando una sociedad civil, que apenas empezaba a sacudirse el yugo y el miedo de una tenebrosa dictadura.....

Sebas Martín dijo...

Yo no esperaba otra cosa del presidente, querido anónimo, pero resulta esclarecedor escuchar sus declaraciones de principios, pues de ellas se deduce con transparencia cuál es la diferencia neta entre la izquierda liberal y la socialista. Y es que no es habitual, plagados como estamos de grandes titulares e intervenciones de 59 seg., escuchar argumentaciones políticas de peso e identificatorias. Ahora bien, del mismo modo que hay diferencias netas entre el socialliberalismo y el socialismo, también las hay que distinguen al primer del liberalismo conservador y devoto y al segundo del comunismo o del anarquismo. Para comprobar esto último, basta asomarse al programa de IZquierda Anticapitalista, para cuya realización haría falta tal volumen de autoritarismo y prohibicionismo que me echo a temblar...