viernes, 2 de mayo de 2008

Royal, Veltroni, Schröder, Brown y, dentro de cuatro años, Zapatero

Más sobre lo mismo. La socialdemocracia de Giddens y Blair deja un flanco representativo abierto cada vez más poblado. Su único reclamo termina siendo la agitación fundada del miedo contra una derecha desprovista de ética institucional y democrática, como bien muestran desde Berlusconi a Zaplana. Pero basarlo todo en eso, posponiendo continuamente el momento de las reformas en favor de los sectores más frágiles, es manifiestamente insuficiente.

Falta a esta corriente, quizá debido a su obsesivo desprecio de todo lo procedente de Marx, cualquier atisbo de materialismo. El orden social no es políticamente gobernado por quienes, según un juicio racional y moral, sean elegidos como los mejores candidatos en un acto mercantil de rational choice transferido a la política. Sus dirigentes serán siempre quienes mejor se adecúen a la estructura productiva y espiritual. Por esta razón, ahondar en la cultura del éxito, del libre mercado, de la concurrencia y el darwinismo social desemboca irremediablemente en un gobierno liberal conservador. Sólo el SPD, presionado por Die Linke, parece darse cuenta de que la asignatura actual del socialismo democrático es preservar las conquistas que muy duramente fueron arrebatadas al liberalismo económico autoritario desde el siglo XIX. En España, desgraciadamente, nuestros socialdemócratas están bastante más a la derecha en todo lo relacionado a fiscalidad y economía que la misma CDU alemana.

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